Vivimos en una época en la que la tecnología redefine constantemente la manera en que consumimos, nos comunicamos y nos entretenemos. La inteligencia artificial, la realidad aumentada, las plataformas interactivas o los formatos inmersivos ya no son conceptos futuristas: forman parte de nuestro día a día.
La publicidad, reflejo de estos cambios, también debe evolucionar para seguir conectando con sus audiencias.
Y ahí es donde entra en juego el rol del Creative Technologist: un perfil híbrido que combina creatividad y tecnología para transformar la innovación en experiencias reales al servicio de las marcas.
El Creative Technologist explora y pone en marcha nuevas formas de enriquecer las campañas publicitarias.
Puede tratarse de una plataforma interactiva, una herramienta impulsada por IA o un formato innovador diseñado para involucrar a una comunidad específica.
Cada proyecto se convierte en un laboratorio de experimentación donde la tecnología potencia la historia que la marca quiere contar.
El acceso ilimitado a la información y la multiplicación de pantallas han dado lugar a microcomunidades con sus propios códigos y hábitos. La Generación Z, por ejemplo, ha crecido en un entorno digital donde TikTok, Roblox o Twitch no son solo plataformas, sino espacios culturales con sus propios lenguajes, estéticas y referencias.
Las marcas que quieren llegar a ellos deben entender estos códigos e integrarlos de forma inteligente en su comunicación.
Esto puede tomar la forma de un juego inmersivo, una activación en un universo virtual o un dispositivo interactivo diseñado para generar un diálogo directo con estas comunidades.
Su rol no es solo técnico, también es cultural: anticipar las expectativas de las audiencias e imaginar cómo la tecnología puede convertirse en un puente hacia ellas.
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